LaS MaLeTaS eNCaNTaDaS

Las maletas encantadas de Juan Mnuel Gisbert e ilustraciones de Mónica Calvo editado en Narval.

Bueno este libro merece tener un sitio en este blog por tres razones. Que no son pocas. Porque me lo trajo una alumna prestado de la Biblioteca Municipal y me habló de él por haberle gustado mucho, porque conozco al autor, amigo de Federico Nebras y me gustó muchísimo sus palabras en el bosque de Riocantos (Ávila) y porque después de leído me ha gustado mucho.

Una fábula, protagonizada por animales humanizados cuyo encuentro con una maleta misteriosa en el bosque descubre lo bueno y lo malo de cada uno de ellos. La maleta es el inicio de una verdadera revolución en la vida del bosque. Ya nada volverá a ser igual como muy bien adivina la musaraña que es quien la encuentra aparentemente perdida o abandonada en el bosque . Me gusta muchísimo el estilo literario de esta novela en la que las frases muy cortas son las que nos empujan sin grandes artilugios literarios a lo largo de la aventura. Una aparente simplicidad llena de matices y encanto que hace que sea una lectura ideal para ser leída en voz alta. Las frases cortas y el lirismo de las mismas ayudan a ello.

La ley que hay en el bosque "Si alguien se encuentra algo abandonado y sin dueño puede quedárselo sin pedir permiso a nadie" no se aplica en este caso en el que todos los animales desean lo que haya dentro. Y esto es parte de la magia que he encontrado en el libro, cada animal saca el poeta que lleva dentro para imaginar qué es lo que guarda la maleta.
La musaraña está convencida que aquella maleta cambiará sus vidas. "Yo no sé si en la maleta hay bosques dormidos, los vientos del mundo o caracolas tan bonitas como palacios. O si hay instrumentos para hacer músics que alarguen la vida a quien las oiga, o pergaminos con las palabras más hermosas de todos los idiomas, o risas de hace tres mil años, o llaves para abrir torreones misteriososy castillos solitarios, o urnas de cristal con flores inmortales. Lo único que sé es que cuando abramos la maleta nuestras vidas cambiarán".     

Y la mussaraña lleva razón. Si quieres saber cómo cambian sus vidas y por que, lee "Las maletas encantadas". Las ilustraciones de Mónica Calvo respetan la belleza del texto sin interferir en ningún momento en la narración. Discretas y sencillas acompañan de manera humilde la historia.


                                                                                                                                                                                                                                                            

   Y comienza así:  

Un día de suerte

Aquella primavera había llovido mucho. El bosque estaba más frondoso y exuberante que nunca. Tenía todos los verdes del mundo. Daba gloria verlos.
La musaraña avanzaba a través de la hierba. los tallos, más altos que ella, la ocultaban, Se abría paso con suavidad. La hierba le hacía cosquillas en el hocico. Y eso le gustaba mucho. 
De pronto, vio algo inesperado a poca distancia y se detuvo.
Había un bulto extraño entre unos matorrales.
Estuvo un rato observando. Luego se acercó un poco más, muy despacio.
Aquello no se movía.
"Mejor así", pensó con alivio, y siguió aproximándose.
Se trataba de una vieja maleta de cuero. Estaba caída de lado. Los matorrales la ocultaba  casi por completo.
Era bastante grande. A la musaraña le parecía enorme. Enseguida se hizo ilusiones: "Seguro que dentro de esta maleta hay cosas bonitas y valiosas".
Subió a un pequeño montículo y observó los alrededores con sus ojillos grises. Quería estar segura de que no había nadie por allí.
Todo parecía estar muy  solitario. Había mucho silencio. El viento estaba en calma. No se movían ni las hojas más tiernas de los árboles.
La maleta estaba abandonada en medio del bosque. Parecía que llevara mucho tiempo en aquel lugar, pero no era así.
"Ayer no estaba aquí - recordó la musaraña -, pasé por este mismo sitio, la hubiese visto".
Estaba cerrada. No había ni rastro de las llaves. Pero eso no preocupó mucho a la musaraña. Ya encontraría un modo de abrirla.
"¡Es mi día de suerte!- pensó-. Todo lo que haya en la maleta será para mí".
Pesaba bastante. La musaraña no hubiese podido moverla ni un centímetro.
No lo intentó. Ni siquiera pensó en hacerlo.
lo que más prisa corría era ocultarla bien y protegerla de miradas curiosas y entrometidas.


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Unos chicos nos cuentan sus impresiones sobre el libro.

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