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Monterrey , la tercera ciudad más grande de México , es conocida por sus hermosas montañas y una fuerte columna vertebral industrial . En el corazón de la ciudad está el Parque Fundidora , un ejemplar único de la arqueología industrial (que antes era un enorme acería y fundición establecida en 1900) . El parque es el hogar de grandes jardines , museos , centros de convenciones , auditorios , parques temáticos y centros culturales como Conarte ( Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León) .

Conarte se acercó a la agencia mejicana Anagrama para encargarles  la misión de crear un espacio que fomentase el amor por la lectura y el aprendizaje de los niños . La biblioteca infantil y un centro cultural iba a convertir un edificio que había sido una planta de acero en un sitio del patrimonio intangible del estado.  El resultado es una plataforma de lectura asimétrica de usos múltiples destinado a simular la topografía montañosa de Monterrey. Los estantes no sólo se utilizan como almacenamiento , también  sirven como un espacio dinámico para jugar y aprender , para hacer disparar la imaginación y proporcionar comodidad al leer . Estética colorista y geométrica de la instalación contrasta directamente con su antigüedad, edificio industrial, elevando ambos elementos de una manera alegre y único.

Esta Biblioteca la he descubierto a través de ROOM diseño, una revista de Diseño, Arquitectura y Creación Contemporánea. Me encanta. A mí  que me acompleja el tamaño de nuestra Biblio del cole, tan chiquitina... me maravillan los espacios grandes para albergar los libros, las actividades, las propuestas... espacio, espacio...

Nos dice Ainhoa en su articulo en la revista ROOM diseño que las reglas del juego han cambiado y Anagrama lo sabe bien. De ahí su apuesta vanguardista y rompedora en un lugar como Monterrey cuyo futuro dependerá de las oportunidades que se les dé a los más pequeños, de cómo sea su educación, su día a día, su seguridad. De que prefieran pasar sus tardes en un lugar como este a exponerse a la violencia de las calles. Un rincón en el que, al igual que Daniel Sempere en el Cementerio de los libros olvidados, las horas pasen entre magia e imaginación y creen recuerdos imborrables.

Y yo estoy completamente de acuerdo pues del acercamiento a la palabra hablada y escrita y de las oportunidades de alcanzar lo más completa posible la Competencia Lingüística depende la autonomía futura de nuestros alumnos.