oToÑo
Ilustración de Alexander Daniloff
Esparce octubre, al blando movimiento
del sur, las hojas áureas y las rojas,
y, en la caída clara de sus hojas,
se lleva al infinito el pensamiento.
Qué noble paz en este alejamiento
de todo; oh prado bello que deshojas
tus flores; oh agua fría ya, que mojas
con tu cristal estremecido el viento!
¡Encantamiento de oro! Cárcel pura,
en que el cuerpo, hecho alma, se enternece,
echado en el verdor de una colina!
En una decadencia de hermosura,
la vida se desnuda, y resplandece
la excelsitud de su verdad divina.
del sur, las hojas áureas y las rojas,
y, en la caída clara de sus hojas,
se lleva al infinito el pensamiento.
Qué noble paz en este alejamiento
de todo; oh prado bello que deshojas
tus flores; oh agua fría ya, que mojas
con tu cristal estremecido el viento!
¡Encantamiento de oro! Cárcel pura,
en que el cuerpo, hecho alma, se enternece,
echado en el verdor de una colina!
En una decadencia de hermosura,
la vida se desnuda, y resplandece
la excelsitud de su verdad divina.
Qué difícil sentir el otoño aquí en la costa mediterránea. Mucho más difícil si estás rodeada de palmerales y su hoja es caduca.
Las lluvias del viernes han ayudado a refrescar y comenzar a mirar en los fondos del armario alguna otra prenda que no sea sin manga y tape las piernas. Aún nos queda calor y alguna mañana en la playa. Pero como el curso escolar ya está más que puesto en marcha y nuestro horario ya normalizado, desde aquí junto a Juan Ramón Jiménez damos la bienvenida al OTOÑO:
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