MiGo y TiGo


ilustración de Kelly Vivanco


Érase una vez un personajillo que se llamaba MIGO. Era un personajillo estupendo, alegre, soñador, valiente, divertido y generoso.
Le encantaba disfrazarse y a veces se ponía una ENE delante y, escondido tras ella, se mostraba a todos como algo amenazador, incluso ponía voz de asustar, pero enseguida se asomaba y risueño, aparecía con una enorme A en la mano dispuesto a contar cuentos o a ayudar a quien lo necesitara.
Yo siempre que podía recurría a él y siempre lo encontraba disponible y de buen humor, era sin duda mi mejor aliado, de manera que cuando todos se iban y la casa se quedaba silenciosa y vacía, de inmediato acudía en su busca. Si en mitad de la noche me despertaba sobresaltado porque me perseguía algún mal sueño, rápidamente le llamaba y él, como nadie, me consolaba, me hacía compañía y encontraba la palabra exacta que yo necesitaba para cada ocasión.
Al principio me costó un poco aprender a buscarle pero luego fue fantástico conocerle. Pensaba en mi gran suerte cuando escuchaba a la gente lamentándose por su soledad, porque nadie les comprendía o estaba dispuesto a escucharles. Solían preguntarme con frecuencia si yo estaba solo y se sonreían sin entender nada cuando les contestaba que yo nunca estoy solo, que estoy con MIGO. Supongo que ellos no conocen a MIGO y por eso no me entienden. Bueno, pero lo que quiero que sepáis es que fue mi madre quién me enseñó a encontrar a MIGO cuando yo le dije un día que me aburría a veces y que otras veces sentía miedo o que, cuando ella tenía que marcharse, me sentía solo y me quedaba triste y con ganas de llorar. Entonces me explicó el modo de conocer a MIGO y me dijo, con esa forma tan dulce que ella tiene de sonreír cuando me mira:
“Te voy a contar además un secreto. A mí que soy tu madre, sólo hay una cosa en el mundo que me gusta más que estar con MIGO y es estar con TIGO”.
Entonces tuvo que explicarme quién era TIGO.
De TIGO puedo contaros que también juega a esconderse detrás de un disfraz que lleva escrita la sílaba CAS y se pone enfadado y me apaga la tele o me cierra la puerta para que no pueda salir a jugar a la calle, cuando me he portado un poco mal, pero pasado ese rato se disfraza con unas TES y me explica, muy serio, historias que dice haber visto y que por eso tendrá que contar a todo el mundo que él estaba allí cuando sucedieron los hechos.
Algunas veces cuando mi madre y yo nos juntamos con los dos personajillos, pasa el tiempo muy deprisa y me doy cuenta de lo afortunado que soy por tenerla y porque ella supiera enseñarme el modo de haberlos conocido. En ocasiones yo también suelo decirle : Mamá, a mí también me gusta más estar con TIGO.

de Begoña Abad

No hay mejor manera que llevarse bien con uno mismo y con los demás. De esa buena relación pueden nacer grandes cosas.

Comentarios

ANA .M ha dicho que…
MUY CHULOS LOS TRABAJOS ,, ESTAN TODOS MUY BONITOS Y HECHOS POR MUCHOS ALUMNOS DEL FERRANDEZ CRUZ