AniMaLaRiO
"Lázaro Benengeli poseía la biblioteca más grande y más bonita que nunca se haya visto. Tenía tal cantidad de libros que construyó una casa junto a la suya para poder guardarlos todos. La casa biblioteca constaba de cuatro pisos y, en cada piso, diez habitaciones enormes llenas de estanterías y estanterías y estanterías y estanterías y libros y libros y libros y libros y ¡qué barbaridad!
(...)
Un día hojeando uno de ellos se dio cuenta de que la flor que otras veces había visto en la parte superior izquierda de la página ciento trinta y dos, ahora estaba en el centro de una miniatura, en al página noventa y seis, a lomos de un caballo negro, y que las orejas de ese caballo negro eran distintas porque, claro, eran las orejas del elefante de la página ochenta y tres.
(...)
En días sucesivos, comenzó a investigar. Se hizo con la lupa más potente que encontró y, con su ayuda, fue mirando detenidamente todos, todos sus libros, no solo los del tercer piso, y apuntando cuantas anomalías encontraba.
Un día, al fin, supo el porqué de todo. Así lo escribió y así os lo transmito:
En los libros, viven unos animales minúsculos que al lector descuidado le parecen simples caracteres, dibujos o manchas. Pero un buen observador se dará cuenta de que son muchos y variados bichitos. Me permito anotar que he sido el primero que los descubre y califica. Por ello, a esta fauna de letras y páginas la llamaré "Animalario de Lázaro Benengelu"
Así comienza este libro, editado hace ya, unos cuantos años y escrito por mi amigo Ángel Muro. Lo descubrí el primer año de catalogación y lo guardo como un tesoro.
Estos bichitos que están en los libros tienen su gracia y su mala leche, para que los conozcas un ejemplo:
TONTOLVERBO
Estúpido bicho que, para alimentarse, estropea los verbos cambiando su raiz, sus tiempos, sus modos, su persona, su aspecto, etc..., dejando las páginas hechas un asco.
Y aquí ahora vais a ver un párrafo en el que Lázaro Benengeli encontró al tontolverbo. Todos los verbos han sufrido dramáticas, monstruosas, trágicas y estúpidas transformaciones.
"Frente a él, estaba el monstruo rugiriendo, lancendo espuma por sus fauces asesinas. El caballero se precipotó con su caballo y su lanza.El animal, de un golpe, hizu cayer al jinete sobre la tierra. El caballero desanvainó la espada y corriuvo hacia la fiera. Piensaba que nunca podería con él. Pero, de pronto, un rayo iluminaron la noche, y el caballero vidió el punto débil de la fiera.
- Dastes por morido, diablo!- gritiaba.
Y de un solo tajo cuertó la cabeza de aquel ser.
en un charco de sangre, se veiba, rompido en dos, tan inmundo animal.
- Si mi dama estaría aquí, fuerese la mujer más orgullosa del mundo.
Al fin, el sol se asomía lúcido entre las nubes pues el mundo dedría, para siempre feliz"
Un buen ejercicio para inventar. Hay que imaginarse algún bichito que trastea por los libros y nos hace algún desaguisado. Para ello hay que conocer un poco de gramática. Se lee en clase alguno de los que descubrió Lázaro Benengeli y se propone inventarse otros.
Nosotros ya estamos en ello.
Es que no paramos....
Un buen ejercicio para inventar. Hay que imaginarse algún bichito que trastea por los libros y nos hace algún desaguisado. Para ello hay que conocer un poco de gramática. Se lee en clase alguno de los que descubrió Lázaro Benengeli y se propone inventarse otros.
Nosotros ya estamos en ello.
Es que no paramos....
Ángel Muro firmando nuestro "Animalario" de la Biblioteca
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