CaJiTaS CoN VeRSoS DeSDe La PaTaGoNiA
En estos últimos días del curso en los que arrastra una en el corazón y en el cuerpo un cansancio draconiano, o sea del tamaño de un dragón viejo y malhumorado, es muy importante no olvidar las cosas buenas que nos pasan por nuestro trabajo.
Fue el 13 de junio que al levantarme y consultar el correo me encontraba con una de las sorpresas más hermosas que me han sucedido últimamente: me escribía Anyela desde Argentina para contarme que le ayudó nuestro blog quetendralaprincesa para realizar un taller con los niños con los que ella trabaja en el barrio Mi Bandera de la ciudad de Viedma en Rio Negro, Argentina.
El trabajo en el que se había inspirado era de hace unos cursos recreando el poema de Antonio Rubio Cajitas Frutales , puedes verlo AQUÍ y más tarde con los versos inventados nosotros hicimos una cajita-libro, míralo AQUÍ, que guardamos en la Biblioteca y que es lo que inspiró a Anyela para hacer su taller. Me siento muy contenta porque recuerdo que este trabajo fue muy enriquecedor como juego con las palabras y que envolver el resultado en una cajita fue idea original mía, lo que me enorgullece de una manera tonta por ser la chispita de una inspiración que ha llegado tan lejos.
¡A la Patagonia argentina!
CAJITAS FRUTALES
Para guardar
el bigote de un ratón,
la cáscara
de un piñón.
el bigote de un ratón,
la cáscara
de un piñón.
Para guardar
las burbujitas de un pez,
la cáscara
de una nuez.
las burbujitas de un pez,
la cáscara
de una nuez.
Para guardar
todas las horas del día,
la cáscara
de sandía.
todas las horas del día,
la cáscara
de sandía.
Para guardar
de todo un poco,
una cáscara
de coco.
de todo un poco,
una cáscara
de coco.
Los niños que acuden al taller de Anyela y Fabián a través del centro Municipal de Cultura de Viedma lo hacen de forma irregular. Son niños entre 8 y 12 años. Anyela trabaja junto a Rafael Alberdi que lleva la parte musical de los talleres, con él los niños está aprendiendo flauta dulce.
Bueno, se pusieron manos a la obra e inventaron versos como estos de Antonio Rubio en un taller que han bautizado con un título precioso: “Te cuento un canto, te canto un cuento” y salieron así...
PARA GUARDAR
LOS RECUERDOS DE MI NIÑEZ,
UNA CÁSCARA DE NUEZ.
PARA GUARDAR
LA LUZ DE LA LUNA
LA CÁSCARA DE UNA TUNA.
PARA GUARDAR
LAS HUELLAS EN LA ARENA,
LA CÁSCARA DE UNA PERA.
PARA GUARDAR
UNA MAÑANA
LA CÁSCARA DE UNA AVELLANA.
PARA GUARDAR
LA LUZ DE LA LUNA,
UNA CÁSCARA DE UVA.
PARA GUARDAR
LOS DIENTES DE UN RATÓN,
CÁSCARA DE MELÓN.
PARA GUARDAR
UNAS LÁGRIMAS DE COCODRILO
UNA CÁSCARA DE MEMBRILLO.
PARA GUARDAR
LA SONRISA DE MI ABUELO,
LA CÁSCARA DE UN POMELO.
PARA GUARDAR
LA CAMINATA DE UN PATO,
UNA CÁSCARA DE ZAPALLO.
Me emocionó sobremanera leer los versos porque me recordaron a los que inventaron mis peques el año 2011 pero más me gustó ponerles carita a algunos de estos poetas argentinos.
No me digas que no son guapos.
Las cajitas van decoradas por ellos y dentro los verso inventados.
Anyela es una animadora cultural que hace talleres de cuentos, teatro, narración oral... puedes conocerla mejor a través de su blog PINTAPALABRAS y me parece que infatigable como aquí servidora, que ahora se encuentra fatigada...
Me ha propuesto iniciar con mis alumnos y los niños asistentes a su taller correo postal.
¿Adivinas mi respuesta? Es una pena que coincidamos unos pocos meses, pues ellos, en pleno invierno, ahora están en el curso escolar y nosotros nos vamos de vacaciones.
Pero lo arreglaremos.
¡Qué emoción!
GRACIAS Anyela por contármelo. ¡Nos escribimos!
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