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"Los juegos del hambre" de Suzanne Collins editado por Molino

The New York Times ha dicho de esta obra: " El mayor acierto de la trilogía consiste en reunir la esencia de 1984, la intensidad de La naranja mecánica, la fantasía de Las crónicas de Narnia y la invención de Harry Potter" No es la opinión de un periódico la que nos debe convencer de una lectura. Todos sabemos que las editoriales y las empresas de los medios se alimentan unas a otras, pero no me parece mal resumen.

Así es  la historia de estos Juegos: empieza con la creación de Panem, el país que se levantó de las cenizas de un lugar llamado Norteamérica. Los desastres, las sequías, las tormentas, los incendios, los mares que subieron y tragaron gran parte de la tierra, y la brutal guerra por hacerse con los pocos recursos que quedaron fue en inicio de un nuevo orden. El resultado fue Panem, un reluciente Capitolio, ubicado según cuentan en sus  colegio, en las Rocosas, rodeado de trece distritos, que llevó la paz y la prosperidad a sus ciudadanos. Entonces llegaron los Días Oscuros, la rebelión de los distritos contra el Capitolio. Derrotaron a doce de ellos y aniquilaron al decimotercero. El Tratado de la Traición dio unas nuevas leyes para garantizar la paz y, como recordatorio anual de que los Días Oscuros no deben volver a repetirse, dio también los Juegos del Hambre.
Las reglas de los  Juegos del Hambre son sencillas: en castigo por la rebelión, cada uno de los doces distritos debe entregar a un chico y una chica, llamados tributos, para que participen. Los veinticuatro tributos se encierran en una enorme arena al aire libre en la que puede haber cualquier cosa, desde un desierto  abrasador hasta un páramo helado. Una vez dentro, los competidores tienen que luchar a muerte durante un periodo de varias semanas; el que quede vivo, gana.
El verdadero mensaje queda claro: "Mirad cómo nos llevamos a vuestros hijos y los sacrificamos sin que podáis hacer nada al respecto. Si levantáis un solo dedo, os destrozaremos a todos, igual que hicimos con el Distrito 13"

El sistema de elección es es siguiente:Te conviertes en legible cuando cumples los doce años; ese año,tu nombre entra una vez en el sorteo. A los trece, dos veces; y así hasta que llegas a los dieciocho, el último año de elegibilidad, y tu nombre entra en la urna siete veces. El sistema incluye a todos los ciudadanos de los doce distritos de Panem.
Sin embargo hay gato encerrado. Digamos que eres pobre y tienes hambre, como le ocurre a la protagonista. Tienes la posibilidad de añadir tu nombre más veces a cambio de teselas; cada tesela vale por un exiguo suministro anual de cereales y aceite por persona. Quien se ve obligado por la necesidad, a hacerlo todos los años, se acumulan de año en año. Así los pobres siempre tienen más probabilidades que los pudientes y aunque es posible que con una papeleta tu nombre sea  elegido es difícil no sentir resentimiento hacia los que no tiene que pedir teselas en tu Distrito.

En los Juegos del Hambre, ganar, supone vida y riquezas para siempre; perder, supone la muerte. Un juego en el que la compasión es el camino más rápido a la muerte y el verdadero reto es no perder nunca el rastro de quien eres en realidad.

He leído el primer volumen de la trilogía recomendado como lectura para jóvenes por mi amiga Bibliolibre y yo, que así me siento, he aprovechado las vacaciones para hacerlo. Impactante. Sin agujeros argumentales.
Me ha gustado mucho y hoy 20 de abril se estrena la película.
Imagino una expectación en los jóvenes lectores. Y yo que me incluyo.

Siempre recomiendo  la lectura antes que la peli. Muy pocas veces la película supera o iguala al libro. Yo, sin haberla visto, ya pongo el primer pero: la actriz elegida no da  precisamente la imagen de una jovencita que está malnutrida.
Pero la voy a ver. Dejaré pasar las primeras semanas y elegiré una sesión no muy dada al público adolescente... que eso lo llevo muy mal.

Recomiendo la lectura, para jovencitos y no tan jovencitos. La línea divisoria entre lectura para unos o para otros, no sé quien la dibuja.

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