ElMeR
Todos somos iguales, todos somos diferentes.
David McKee se inspiró en la obra de Paul Klee, dibujó un elefante y lo hizo así:
Elmer apareció por primera vez como protagonista de un libro en 1964, pero no adquirió fama mundial hasta 1989.
Elmer, pintoresco personaje, miembro de una manada de elefantes de todo tipo: jóvenes, viejos, altos, gordos o delgados, pero todos ellos indefectiblemente grises, es decir... color elefante. Elmer, en cambio, es amarillo, y anaranjado, y rojo, y rosado, y morado, y azul, y verde, y negro y blanco. Elmer es diferente, y es único. Los colores brillantes de la piel, se repiten en la alegría de su carácter. Junto a él los otros elefantes ríen y se divierten. Pero Elmer intenta ser gris como todos los demás aunque al final su color gris sale al exterior. Y se acepta como es.
La historia no es precisamente simple: ¿Qué pasa cuando tratamos de asemejarnos tanto a los demás que perdemos nuestra propia personalidad? ¿No será que el valor de cada persona radica en lo que tiene de diferente? Y en nuestra vida cotidiana, ¿sabemos apreciarlo, o nos distanciamos que los que no son como nosotros? Y si somos especiales ¿los demás nos quieren como a Elmer o están reticentes?
La lectura de Elmer se destina a los niños muy pequeños. A veces el formato de un libro (cartoné, pocas páginas, texto escaso) establece una frontera que el adulto no supera, lo que es una pena. La reflexión que se intenta despertar en los niños se enriquece cuando el adulto lector se la aplica a sí mismo... y más si es multicolor.
Ampliar la mirada de los mediadores, que hagan también suya la lectura de los álbumes, es un reto emocionante.
¿A que da ganas de leerlo?
David McKee se inspiró en la obra de Paul Klee, dibujó un elefante y lo hizo así:
Elmer apareció por primera vez como protagonista de un libro en 1964, pero no adquirió fama mundial hasta 1989.
Elmer, pintoresco personaje, miembro de una manada de elefantes de todo tipo: jóvenes, viejos, altos, gordos o delgados, pero todos ellos indefectiblemente grises, es decir... color elefante. Elmer, en cambio, es amarillo, y anaranjado, y rojo, y rosado, y morado, y azul, y verde, y negro y blanco. Elmer es diferente, y es único. Los colores brillantes de la piel, se repiten en la alegría de su carácter. Junto a él los otros elefantes ríen y se divierten. Pero Elmer intenta ser gris como todos los demás aunque al final su color gris sale al exterior. Y se acepta como es.
La historia no es precisamente simple: ¿Qué pasa cuando tratamos de asemejarnos tanto a los demás que perdemos nuestra propia personalidad? ¿No será que el valor de cada persona radica en lo que tiene de diferente? Y en nuestra vida cotidiana, ¿sabemos apreciarlo, o nos distanciamos que los que no son como nosotros? Y si somos especiales ¿los demás nos quieren como a Elmer o están reticentes?
La lectura de Elmer se destina a los niños muy pequeños. A veces el formato de un libro (cartoné, pocas páginas, texto escaso) establece una frontera que el adulto no supera, lo que es una pena. La reflexión que se intenta despertar en los niños se enriquece cuando el adulto lector se la aplica a sí mismo... y más si es multicolor.
Ampliar la mirada de los mediadores, que hagan también suya la lectura de los álbumes, es un reto emocionante.
¿A que da ganas de leerlo?
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