CoNTaR HiSToRíaS

                                                            Ilustración de Faby Artiste

Los maestros sabemos que contar historias es parte de nuesro trabajo, así que las coleccionamos. No importa su procedencia: si de una experiencia personal, la de un amigo, una lectura, la visita de un museo... siempre estamos buscando y encontrando historias. Los docentes que trabajamos con niños pequeños necesitamos dominar esta actividad. ¿Por qué son tan importantes las historias para enseñar? Pues porque las historias crean interés, entretienen, instruyen, motivan, desafian, dan ejemplo, tocan el corazón, cambian a los oyentes.
Por esto mismo los maestros debemos saber contar historias.
A continuación presento una breve lista de sugerencias para todos aquellos  que usan las historias para ilustrar una lección, lista recogida en el artículo "El docente y actividades de enseñanza/aprendizaje: algunas consideraciones teóricas y sigerecias prácticas" del investigador y profesor de la Universidad de los Andesl, José Villalobos

1. No hemos de contar una historia sin practicarla.
2. No debemos analizar la historia. Hemos de dejar que la historia hable por sí misma.
3. Nada de sermonear. Las historias realzan los sermones; los sermones no realzar las historias.
4. Mantener la historia viva usando cuadros mentales.
5. Las historias han de ser apropiadas para la edad y el contexto.
6. Hemos de ver la historia con los ojos de la mente.
7. Cuidado con el vocabulario que utilizamos, siempre debe ser entendido por nuestro alumnado.
8. Los asuntos sin importancia y el exceso de detalles tienden a confundir.
9. No debemos pedir reacciones, hemos de dejar que la historia se procese en las mentes de los pequeños.

Ya solo nos queda esperar que los pequeños entren en las aulas y nosostros les vayamos contando todas esas historias que van fluyendo sin querer. Unas las habremos contado varias veces a lo largo de nuestra carrera profesional y otras son nuevas, muy nuevas, aprendidas y recogidas durante estas vacaciones. Cuando parece que no hacemos nada y permanecemos alerta a todo aquello que podemos aprender.