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Las bibliotecas escolares son cada vez mejor valoradas por la comunidad educativa, pero aún quedan muchos aspectos que mejorar. Así se desprende de un estudio cuyos principales resultados presentan Mònica Baró y Teresa Mañà en el último número de El profesional de la información. Estos resultados son de un estudio de bibliotecas escolares de 2011, que se comparan con los de otro anterior realizado en 2005. Análisis de las respuestas sobre satisfacción de equipos directivos, profesores, responsables de bibliotecas y alumnos. Los resultados de 2011 reflejan una mayor satisfacción por parte de equipos directivos, profesorado y responsables de biblioteca, aunque estos últimos se muestran más críticos. Los estudiantes están mayoritariamente más satisfechos en todos los niveles y en todos los aspectos analizados.
El estímulo que la biblioteca ejerce al despertar el gusto por la lectura, su papel como formadora en el uso de la información y al ofrecer recursos informativos son los aspectos que se valoran más satisfactoriamente.
Las autoras relacionan estas mejoras con la entrada en vigor de la Ley Orgánica de Educación de 2006, que obliga a los centros de enseñanza a disponer de una biblioteca escolar y hace responsable de su mantenimiento a las Administraciones educativas, y con el aumento en la dotación económica destinada a las bibliotecas escolares por parte de las Administraciones central y autonómica.
Lejos de dibujar una situación idílica, se señalan también en este trabajo varias áreas susceptibles de mejora. Así, los encuestados demandan un papel más relevante de la biblioteca en el centro, que docentes y alumnos hagan un mayor uso de ella, que aumente su participación en proyectos colaborativos y de innovación y una mayor dotación de recursos TIC. Los equipos directivos y los responsables de biblioteca insisten además en que sería deseable reforzar la labor de la biblioteca escolar como alfabetizadora informacional.
No hay que perder tampoco de vista que, como señalan Baró y Mañà, las bibliotecas escolares no cuentan apenas con personal especializado, sino que siguen estando atendidas por el profesorado, y que en la gran mayoría de los centros la biblioteca se abre entre una y cinco horas semanales. Y, finalmente, que la crisis económica podría constituir un importante riesgo que cercene los logros obtenidos en estos años.

Natalia Arroyo-Vázquez en El profesional de la información

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